30 de mayo de 2023

Las tres encrucijadas de la teoría del orden según Driesch

Se pregunta Driesch si la filosofía puede superar ese solipsismo metódico de la teoría del orden, de un modo críticamente legítimo. Partimos del hecho de la toma de consciencia de que hay algo que está presente a la conciencia, que ese algo posee un orden, una entidad, y que ese orden que posee ese algo que me está presente en la conciencia es algo que le pertenece y no tanto puesto por el sujeto que conoce. ¿Se puede dar razón de que sea ese algo más allá de su presencia en la conciencia, sin dar ningún salto dogmático? Ésa es la cuestión. Lo que va a tratar de hacer es de cuestionar ciertos puntos clave que ponen en entredicho la teoría del orden.

Si nos fijamos, todo el saber científico se incardina en el ámbito de la teoría del orden. «Lo primero que investiga la teoría del orden es lo objetivo en su carácter inmediato y universal». De esto es algo de lo que se hizo eco, por ejemplo, el científico James Jean cuando, en su escrito “En la mente de algún espíritu eterno”, afirmaba que toda expresión científica o matemática no era, en definitiva, más que una imagen, una ficción, dada la implícita imposibilidad de la ciencia de llegar a la realidad última. Por esto decía que «seguimos estando prisioneros en la caverna, de espaldas a la luz, y sólo podemos ver las sombras que se reflejan en el muro. Por el momento, la única tarea que la ciencia tiene inmediatamente ante sí consiste en estudiar esas sombras, clasificarlas y explicarlas del modo más simple posible». Efectivamente, las ciencias naturales establecen significaciones válidas en este orden establecido por las relaciones, en el seno de las cuales se pueden construir sistemas completos y complejos. Todo este sistema no necesita, en principio, de ningún asomo de existencia ‘platónica’ desde de la cual se pueda hablar de una ‘validez absoluta’. Siempre se trata de principios de orden intuidos de la cosa por parte del yo y en tanto que ‘para mí’, que es, en definitiva, lo que constituye el ámbito de la realidad tanto para el hombre científico como para el hombre no-filosófico. El científico no se pregunta por la realidad ‘en sí’, sino de la realidad en tanto que presente ante una experimentación científica; el hombre no-filosófico tampoco. ¿Por qué tantas preocupaciones por si hay un ámbito de realidad allende lo ‘para mí’?

Tanto el hombre científico como el no-filosófico se hace eco de una realidad en tanto que se le presenta y tal y como se la presenta, y la aprovecha y hace uso de ella en función de sus necesidades; ambos viven en el ámbito establecido por lo que Driesch denomina teoría del orden. Pues bien, Driesch entiende que hay que afrontar un paso más, que trate de ir más allá de la realidad ‘para mí’ para acceder a la realidad ‘en sí’ porque ―en su opinión― la teoría del orden no puede dar respuesta a tres grandes cuestiones.

Ron Mueck: "Chico"
La primera tiene que ver con el hecho de que, de todo aquello que es comúnmente conocido como naturaleza o realidad, efectivamente la teoría del orden puede informarlo todo con sus esquemas y sistemas ordenatorios, pero, ¿a qué se debe que esa naturaleza sea vista, en general, como un reino de objetos empíricos?, ¿a qué se debe que ese 'algo' experienciado reciba el orden que la teoría del orden trata de identificar?, ¿cuál es el origen o el fundamento de ese orden, si el sujeto advierte que es algo que se le impone, y que no depende exclusivamente de él? Lo que nos lleva a la segunda cuestión, a saber: que la teoría del orden no puede dar explicación a ese fondo de conciencia como fundamento de la regularidad de mis experiencias conscientes que se suceden en el tiempo. La teoría del orden no puede dar razón de la experiencia subjetiva del yo como sujeto de conocimiento, tan sólo constatar que ‘hay conocimiento’, sin saber muy bien quién es ese yo que conoce, del cual sólo tiene noticia en tanto que cuerpo, en tanto que sujeto que conoce, pero no en tanto que ‘yo’. Tan sólo puede presuponer que, junto con nuestra dimensión corporal hay una dimensión espiritual, un ‘yo’, presuposición necesaria (y no justificada) para comprender su conocer. Como dice él, «así, pues, la teoría del orden no puede por sí sola ‘comprender’ que hay empíricamente naturaleza y alma, si bien dentro del ámbito de esos dos conceptos puede comprender todo lo que quiera». Queda todavía la tercera cuestión, difícilmente resoluble en el marco de la teoría del orden, que supone dar un paso más respecto al anterior: se trata no sólo de la existencia de la conciencia, del yo, sino de la existencia de la conciencia moral (el factum moral kantiano), ese fondo interior e íntimo que nos habla en términos de ‘deber ser’ y de ‘no deber ser’, independientemente de qué sea eso que debe ser y que no debe ser. «Dentro de los límites de un mundo que únicamente es mi mundo como un sueño, la conciencia moral no se comprende, es algo sin sentido».

Estas tres cuestiones se pueden reducir a una sola, que está relacionada con el fundamento de la noticia que uno pueda tener de la naturaleza. Y es que, si el algo ‘en mí’ es susceptible de ser ordenado, ¿no será gracias a que los datos sensibles percibidos son como son?; si los datos sensibles fueran distintos, ¿se podrían extraer las mismas conclusiones? En el seno del idealismo, hay cierta convicción de que la conciencia no puede hacer lo que se le antoje con la información sensible, sino que de algún modo se debe a ella. ¿Por qué?, se pregunta Driesch; si esto es así, es porque algo hay que dependa de lo percibido, porque cómo sean esos datos sensibles no dependen de nuestra voluntad: sencillamente, se nos dan así. Y escapará siempre a la teoría del orden por qué podemos imputar ese orden a los datos sensibles; desde la teoría del orden, «no comprendo el hecho de que eso vivido sea como es, de que se le pueda sujetar a orden justamente mediante las significaciones ordinales». Se percibe cómo todo lo dado permanece incomprensible para la teoría ordinal solipsista. ¿Es lícito, o aún razonable, permanecer en este punto? ¿No sería exigible indagar este punto?

No hay comentarios:

Publicar un comentario