3 de mayo de 2022

Hacia el planteamiento antropológico contemporáneo

En el pensamiento europeo, no sólo clásico sino también moderno, la persona no es entendida al mismo rango que la Naturaleza: le pertenece, pero no al modo del resto de entes o de cosas, sino que es capaz de trascenderla por su carácter personal. Por eso la moral no es estrictamente moral, sino metafísica de la persona: está más allá de la naturaleza, reivindicando su libertad radical, así como su dignidad en tanto que persona. La persona no cabe en el marco de la naturaleza, la desborda, la sobrevuela… la persona es autónoma, es libre. La disociación medieval entre cuerpo y alma, se mantiene, con la preeminencia del alma, transformada ahora en conciencia. Si bien esta idea contribuyó en a modernidad a pensar al ser humano fuera del marco teocéntrico, cabe preguntarse si efectivamente el ser humano estaba tan ‘fuera de la naturaleza’ como ellos pensaban, o no, o tenía que ver algo con la naturaleza, con la realidad, aunque fuera pensado desde unas categorías diferentes a las hasta ahora establecidas.

Ésta fue una de las aportaciones clave de la antropología contemporánea a la postura moderna, cuando esta etapa ya estaba llegando a su fin, de la mano de autores como Kierkegaard o Nietzsche. Estos autores enriquecieron al ‘yo conciencia’ haciéndolo aterrizar a una existencia, a una vida, idea que pronto se extendió según categorías que nos son familiares: facticidad, circunstancia, historia, biografía… Se produjo así un enfoque del ser humano ya no tanto metafísico (en sentido clásico y moderno), sino existencial, vital. Pero no todo estaba dicho todavía.

No se puede dudar de la relevancia de todos estos aspectos que se reivindican en el nacimiento de la filosofía contemporánea, pero quizá todavía eran susceptibles de cierto enriquecimiento. Porque en estas décadas surge también con mucha fuerza, sobre todo a partir del giro evolucionista de la biología de mediados del siglo XIX, un estudio científico del ser humano, un estudio antropológico fuertemente apoyado en la biología evolutiva, así como en otras disciplinas científicas relacionadas con la persona (psicología, sociología, medicina, etc.). Crecían los enfoques desde los cuales estudiar al ser humano, sin una visión de conjunto que las pudiera aglutinar, lo que daba pie a cierta atomización.  Esta situación es la que trató de superar Xavier Zubiri, quien aúna todas estas perspectivas de lo humano en una conceptuación más holística y poliédrica, cuyo resultado es ciertamente sugerente. Ciertamente no parte de cero, pero sí que creo que enriquece notablemente las reflexiones de otros autores, sin ir más lejos la del mismo Ortega y Gasset.

A mi modo de ver, su antropología es uno de los intentos más serios por articular esta dimensión personal (íntima, biográfica, histórica, intencional, social, vital) con la dimensión natural (orgánica, fisiológica, material), porque el caso es que nosotros poseemos estas dos dimensiones: la natural y la personal, la biológica y la cultural, la vital y la racional.

Como nos dice el profesor Conill, Zubiri conceptúa al hombre como «un ente naturalizado que emerge de la naturaleza para ser [llegar a ser] lo que es: persona». Y continúa, parafraseando al mismo Zubiri: «el hombre ‘forma parte del mundo de las cosas’, pero su manera de formar parte es diferente, pues ‘el hombre existe para sí mismo’, ‘determinándose a ser esto o lo otro, sin poder dejar de determinarse’. ‘Expresamos esto diciendo que el hombre es persona’». Démonos cuenta de que estas dos dimensiones no son dos partes que se yuxtaponen, y que se pueden separar y juntar, sino que se trata de una única unidad que presenta esa doble dimensión, esos dos momentos: el fisiológico y el personal, el corpóreo y el psíquico. Duro golpe a las pretensiones de la conceptuación naturalista del ser humano, ya que el hombre no es reducible naturalistamente, sino que existe personalmente.

Zubiri recoge esta tradición recuperando nuestro cuerpo en nuestro ser persona. El cuerpo forma parte de nuestro ser (no tenemos cuerpo, sino que somos corpóreos), e influye en nuestra relación vital con el mundo: nuestro cuerpo posee una dimensión hermenéutica, ya que es a través de él que leemos y comprendemos el mundo; nuestro mundo de símbolos tiene su raíz primaria en nuestra dimensión corpórea. Toda la especificidad humana, destacada por no pocos autores a lo largo del siglo XX, pasa por ser una especificidad encarnada en un cuerpo, especificidad que nos permite, por otra parte, sobrevolarlo. Sobrevolarlo, pero no olvidarlo, pues nuestro cuerpo posee una capacidad de relación con el entorno, una capacidad hermenéutica (como decía), una sabiduría corporal. Por eso podemos decir que en nuestro cuerpo opera una actividad inteligente de carácter prelógico, simbólico, no conceptual, a partir de la cual operan precisamente nuestras facultades superiores. La inteligencia humana brota en el seno de una fisiología que, evolutivamente hablando, ya lleva viviendo y relacionándose con el mundo desde hace mucho tiempo, y sin conciencia. Esa sabiduría corporal ha sido desplazada, por lo general, por el yo conciencia, por la sabiduría de una razón teórica o especulativa ejercida al margen de las estructuras biológicas que la posibilitan. Son ellas las que nos abren a un mundo diferente, al mundo de lo humano. Por eso dice el profesor Conill que «la persona sin la naturaleza es huera, pero si la persona queda sumergida en la naturaleza pierde su carácter de persona»; es decir, la persona es bio-hermenéutica. Este modo de ser natural para ser a la vez más que natural, es lo que Zubiri define con su concepto de esencia abierta, cuyo carácter es poseerse formal y reduplicativamente, poseerse ‘de suyo’.

2 comentarios:

  1. ...."nuestro cuerpo posee una capacidad de relación con el entorno, una capacidad hermenéutica (como decía), una sabiduría corporal. Por eso podemos decir que en nuestro cuerpo opera una actividad inteligente de carácter prelógico, simbólico, no conceptual, a partir de la cual operan precisamente nuestras facultades superiores."
    Excelente!
    La condición humana es ser Persona

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