11 de febrero de 2016

Jornadas sobre la compasión de la UCV

Hoy voy a escribir un post un tanto atípico, pues el protagonismo no debe recaer en estas líneas sino allí a donde apuntan, esto es, a unas Jornadas que vamos a celebrar lunes y martes de la semana que viene en mi Universidad, y que organiza el grupo de investigación al que yo pertenezco.

En dicho grupo estamos acercándonos al fenómeno afectivo desde un doble punto de vista: filosófico y neuro-científico, analizando su repercusión en la conducta humana, y también en la cognición. Cuando hablamos de estos conceptos…, o mejor dicho, cuando profundizamos en ellos y atendemos a su génesis fisiológica-neurológica en nuestro cerebro, vemos cómo las fronteras se difuminan. Efectivamente, los límites que en un principio parecían claros y bien definidos, digamos que se hacen permeables, que se esponjan, permitiendo que los distintos fenómenos se salgan de aquellas casillas perfectamente establecidas en las que primariamente los teníamos conceptuados. No está claro dónde acaba una emoción y dónde comienza una acción, o qué peso tiene en todo este proceso el ámbito cognitivo. Aparece todo como en un estado constructo, en el que es difícil precisar qué es consecuencia de qué, o qué es el resultado de qué.

El estudio científico del cerebro ha avanzado notablemente en estos últimos años gracias al avance de la tecnología. Qué duda cabe que investigar nuestro cerebro presenta un indudable hándicap, como es que no lo podemos manipular abiertamente. A causa de ello su estudio se ha visto notablemente limitado, hasta que las nuevas técnicas han posibilitado dar ese paso cualitativamente importante, un paso que sin quitarle un ápice de importancia la verdad es que sabe a poco. Esto lo digo en el sentido de que nos falta mucho por saber, y estamos ávidos de ello. ¡Es tan poco lo que conocemos de nuestro cerebro! Hay un elemento que también quisiera constatar, y es cómo el enfoque filosófico del problema ayuda a una comprensión —diría— más lograda o más adecuada de todo ello. Ya no por el hecho de que ciertas reflexiones filosóficas realizadas en un pasado cercano (y no tan cercano) alcanzan una actualidad sorprendente a la luz de estos resultados científicos recién alcanzados, sino porque un enfoque filosófico contribuye a superar las coordenadas estrictamente científicas lo que sin duda enriquece la investigación. Si la filosofía se alimenta mucho de la ciencia, la ciencia también se enriquece de la filosofía.

La compasión es la protagonista de las Jornadas: ¿es la compasión algo intrínseco a la especie humana, o es un constructo social o cultural para compensar nuestra crueldad innata? Esta es la cuestión. Nos vamos a acercar a ella desde distintos puntos de vista: el filosófico (¡cómo no!) pero también el espiritual, el social e incluso el jurídico. En concreto en la mesa en que participo vamos a hablar de algunos filósofos que defienden alternativas diversas: unos hablarán de la crueldad como rasgo básico humano, otros de egoísmo y otros de compasión.

En fin, un momento para disfrutar y aprender de tanta gente preparada invitada y de la propia casa. Os adjunto el link de las Jornadas por si es de vuestro interés, en el que se puede ver el programa, etc.: http://proyectoscio.ucv.es/agenda-de-actividades/emocion-empatia-y-compasion/. En breve colocarán un enlace para poder presenciarlas en streaming, por si alguno estuviera interesado en visionar únicamente alguna parte en concreto (o todas, claro).

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