7 de mayo de 2024

La hermenéutica crítica no es una filosofía 'edificante'

La hermenéutica es una disciplina que intenta dar respuesta al problema de la verdad. Se hace eco de una situación propia de una época —la contemporánea— en la que no es posible establecer en términos dogmáticos una cuestión tan compleja como la verdad. Ante tal crítica, cabe otra postura hija de la cosmovisión contemporánea (aunque no original en sí misma) como es la postura relativista. Cuando no se sabe qué sea la verdad, cuando el marco desde el cual se ejerce el conocimiento influye tanto en el resultado, ¿qué se puede decir? Parece que poco. ¿Ya está? ¿Queda ahí la cosa? La cuestión la define así Agustín Domingo Moratalla: «¿Cómo podemos plantearnos el problema de la fundamentación sin caer en el dogmatismo ni el relativismo?». La alternativa es la hermenéutica. Obviando el dogmatismo, hermenéutica y pragmatismo relativista coinciden en un término: en el de no sucumbir a la tentación de caer en él, en el dogmatismo. A partir de ahí, sus diferencias se acumulan.

Estas diferencias se aprecian especialmente en el ámbito de la ética. Si entendemos la situación actual como resultado del giro hermenéutico, hay dos modos principales de hacerse cargo de ella, y que se pueden denominar ‘edificante’ y crítico’: como una filosofía meramente edificante, que más que aspirar a la verdad sencillamente propicia un ámbito en el que se puedan mantener abiertas las discusiones; como una filosofía crítica, con una clara vocación ética y de búsqueda de la verdad, crítica tanto con dogmatismos como con relativismos, y dispuesta «a reconstruir una razón práctica moderna que ha ocultado dimensiones básicas de la realidad humana», dice el profesor Domingo.

Los partidarios de una filosofía edificante no se sienten cómodos con un tratamiento ‘fuerte’ de conceptos como ‘verdad’, ‘objetividad’, etc., del mismo modo que huyen de grandes metarrelatos a la hora de comprender las cosas y los sucesos… Asumen, consecuencia inevitable de su pensamiento, que los ejes del pensamiento tendrían sus guías directrices más cerca de los grandes medios de comunicación y poderes mediáticos que por el propio devenir del pensar filosófico. Entre ellos cabría situar a Rorty, junto con Vattimo o Lipovetsky, partidarios de un enfoque «que se caracterizaría por ser una versión irónica, leve, frágil, indolora y poco exigente de la filosofía moral». Seguramente haya en ellos una legítima motivación de fondo (solidaridad, caridad), aunque cabe preguntarse hasta qué punto se sostiene sin ningún tipo de apoyo o fundamento sólido. Los partidarios del segundo enfoque serían menos amigables con la opinión pública, apoyándose en un carácter más fuerte de los conceptos mencionados, siempre sin descuidar la crítica moderna a las categorías clásicas, sino más bien asumiéndolas y corrigiéndolas en lo que fuera menester, criticándolas. Cabe citar entre ellos a Apel, Ricoeur, Tugendhat, Taylor.

La adopción de una postura u otra no es gratuita. La postura edificante encajaría muy bien en sociedades liberales en las cuales no prima tanto la búsqueda de la verdad como las buenas relaciones entre los distintos grupos. Se trata de articular normativamente el pluralismo, sin depender de ningún ideal moral en particular. La hermenéutica crítica sigue caminos diferentes, aunque no divergentes, ya que se puede percibir que hay entre las distintas tradiciones como un aire de familia, en su carácter crítico. Frente a la postura edificante, su alternativa no es una filosofía moral de carácter dogmático, sino más bien una reivindicación de las dimensiones antropológicas e históricas que condicionan e intervienen en la praxis vital de los sujetos, y que no siempre son tenidas en cuenta desde unas perspectivas más —digamos— horizontales. La verdad no es únicamente cuestión de voluntad, ni de decisión deliberativa; el carácter ético del sujeto es ciertamente una condición necesaria para la pregunta por la verdad, pero no suficiente para poder darle respuesta.

2 comentarios:

  1. Todo acercamiento a la Verdad seria edificante...creo.Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, ladoctorak, así también lo creo yo. El caso es que, este enfoque que este autor denomina así, 'edificante', no sé yo hasta qué punto, desde su postura, tiende efectivamente hacia ella. Eso es precisamente lo que él critica. Un saludo.

      Eliminar